La biogeografía es la disciplina que estudia la
distribución de los seres vivos, tanto en el tiempo como en el espacio,
considerando también los procesos que dieron lugar a dicha distribución.
Básicamente esta disciplina presenta dos vertientes: la biogeografía histórica
y la biogeografía ecológica. Dentro de la biogeografía histórica contemporánea
existen tres enfoques para explicar la distribución de los seres vivos, a
saber: el dispersalismo, la panbiogeografía y la biogeografía cladística. De
ellos, el más antiguo es la biogeografía dispersalista, la cual se considera
que se originó a partir de las ideas de Darwin y Wallace a mediados del siglo
XIX. Este enfoque trabaja con taxones individuales, en el sentido de que son
los organismos los que se dispersan sobre una geografía estable. Como reacción
a la biogeografía dispersalista, a mediados del siglo XX surge la
panbiogeografía, la cual fue propuesta originalmente por León Croizat (1958).
Este autor hizo énfasis en el análisis conjunto de diferentes taxones para
buscar patrones comunes de distribución, evitando analizar un solo taxón como
se hacía tradicionalmente. Esto se debe a que organismos con distintas
capacidades de dispersión pueden compartir similitudes en sus distribuciones,
ya que cualquier distribución en plantas de alguna u otra forma tiene su
contraparte en los animales. A partir de la combinación de la panbiogeografía
con la sistemática filogenética de Willi Hennig, surge la biogeografía
cladística en la década de los setenta. A pesar de las diferencias conceptuales
y metodológicas entre los enfoques de la biogeografía dispersalista y de la
panbiogeografía, en ocasiones se confunden algunos de sus términos.
En un sentido amplio, el término dispersión implica
el proceso mediante el cual un organismo es capaz de propagarse desde su lugar
de origen hacia otro sitio. Implica la expansión gradual del área de
distribución bajo condiciones favorables del medio, lo que permite la
ampliación del área de distribución original de una especie sin atravesar
barreras, los organismos de una especie presentan una etapa de movilidad que
consiste precisamente en la expansión del área de distribución original a todas
las áreas con condiciones favorables posibles sin que intervengan barreras,
generación tras generación, (Figura 1A), lo que se podría definir como difusión
a zonas adyacentes al sitio original de distribución de una especie. Como puede
observarse, la movilidad no se relaciona con la dispersión, proceso que
involucra el traslado a través de barreras (Figura 1B). Ya que dispersión
equivaldría a la etapa de movilidad en ausencia de barreras propuesta en la
biogeografía.
RUTAS DE DISPERSIÓN VERSUS DIRECCIÓN DE LOS TRAZOS
En la biogeografía dispersalista, las rutas de dispersión representan un concepto que se refiere a los caminos que recorrie ron y atravesaron los individuos de cierto taxón para alcanzar su distribución actual, a partir de su centro de origen. En la literatura dispersalista dichas rutas generalmente se representan en una figura donde aparecen las áreas de distribución y una serie de flechas que indican la dirección de las rutas recorridas (Figura 2A). Por otro lado, cuando se dibuja un trazo individual en un mapa, su dirección u orientación se representa mediante una serie de flechas que conectan las localidades o las áreas de distribución del taxón (Figura 2B). Conceptualmente, el trazo individual representa el lugar en el espacio donde ocurre la evolución de un taxón (Morrone y cols., 1996). Si se comparan ambas figuras, es notoria cierta similitud gráfica entre ellas; sin embargo, conceptualmente son completamente diferentes. En el primer caso, la ruta de dispersión indica la secuencia e historia de la dispersión, mientras que en el segundo, el trazo indica la relación de localidades o áreas como se comentó anteriormente, y no se analiza aisladamente, sino que se compara con los trazos de otros organismos pertenecientes a taxones diferentes. Pese a que la diferencia entre estos conceptos es importante, algunos autores como Savage (1982) han considerado a los trazos como rutas de dispersión. Con respecto a las rutas de dispersión, los peces de agua dulce representaron un serio problema para los biogeógrafos de la primera mitad del siglo XX, ya que era difícil de imaginar el movimiento de algunos peces a través de tierras y mares para alcanzar su distribución actual, particularmente en el caso de ciertos grupos de peces que actualmente están separados por una gran masa de agua salada y cuyas relaciones indican que están emparentados. En este sentido, los métodos de la panbiogeografía representan una ventaja, al plantear que los continentes se mueven y llevan consigo a los seres vivos, permitiendo además considerar la existencia de biotas ancestrales.
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